13.12.09

De navidades y tradiciones.

La Navidad es una celebración cargada de tradiciones, festejar el nacimiento de Cristo es la principal...   Pero ha perdido importancia ensombrecida por las tradiciones paganas y consumistas de nuestra sociedad actual.

Recuerdo con un poco de repelús cuando se hacían las posadas unos días antes de navidad y siempre había que hacer la peregrinación cantando "o-o-os pido posa-a-a-daaaa..." luego las peligrosísimas piñatonas de olla de barro que a más de uno descalabraron o dejaron tuerto. Y los palos para la piñata, cuando teníamos la suerte de que recordaran que los palos de escoba se rompen, salían con maderones llenos de astillas, bordones de los scouts con punta de metal, bates de beisbol de diversos materiales y siempre, invariablemente había un desafortunado que acababa accidentado.

También los petardos, cohetes, fuegos artificiales y demás chunches cargadas de pólvora que ,a riesgo de sonar repetitivo, le volaron por lo menos un cachito de dedo a uno que otro escuincle baboso. O los borrachines envalentonados que sacaban la pistola para echar "unos tíritos al aire" y/o "enseñar a los niños a usar una pistola"...   Yo he conocido gente con "bújeros" de bala, obtenidos en tan "sonadas" pachangas...

Pero bueno, de esas tradiciones nacas y plebeyas mejor ni hablamos, por que de verdad podríamos estar aqui hasta mañana. Y a mí francamente no me importaría escribir de corridito tantas horas, pero yo se que a ustéd, estimado lector, le importa un real pepino lo que yo tenga que decir...   Así que vamos al grano como decía el inventor de las cremas anti-acné.

Las tradiciones navideñas son aquellas que se celebran cada navidad en lo más profundo del corazón de la familia. No importa si se trata de una familia de "gente bien" o de la familia del bilimbique. En todos los niveles hay tradiciones. Y desde el que menos hasta el que más las respetan con puntualidad de relojería suiza en cada 24 de diciembre.

No les voy a hablar de las tradiciones de las familias en general, por que para mí sería tanto como chorearlos o escribir una novela, simplemente no conozco las tradiciones de otras familias, pero las de la mía si, pues ya van 30 años que las llevo viviendo año tras año y con la suerte de haberme saltado ya un par de ellas.

A primeros de diciembre cada año, empezaban las compras preparativas para el banquete navideño. Mi abuela y mis tías empezaban a hacer incursiones en los diversos mercados, en algunas ocasiones hasta a la central de abastos, y supermercados varios. Luego llegó el price club pero eso no viene a cuento ahora. Cuando tenías la desagradecida suerte de acompañar a alguna de éstas amazonas recolectoras, podías apreciar por tí mismo la jungla que se vivía en los puestos donde vendían guajolotes, bacalao, o la carnicería.

Para empezar, el guajolote tenía que estar bien sano, grandote, muy llamativo el pobre. El color del moco del "cocolo" también tenía mucho que ver, y bueno, ahi veías a las Señoronas eligiendo animales en los corrales. Que luego serían sacrificados, desplumados, destripados y empacados para que la seño pase a recogerlo en 1 hora y se lo lleve a su casa. La otra opción era que mi tío angel encargara con tiempo sus pavos Parson's. Que llegaban directo al congelador y ahi los mantenían hasta ya casi el 24. A mí me tocó ver al pobre "cocolo" muy erguido y altanero que mantuvieron a dieta de engorda amarrado a una piedra en el jardín muchisimos meses antes de la cena...   y además ni me acordé que nos lo estábamos cenando ese día. Q.E.P.D. Pavito. A esos pobres animales, que finalmente son criados para eso, ya que estaban ahi listos encima de la mesa de la cocina, le inyectaban cada no se cuanto tiempo diversos licores, yo solo me acuerdo de la patona de bacardí blanco, que mis primos aprovechaban para echarse sus cubitas en las distracciones de mi abuela. Al pavo mientras estaba reposando y llenando cada fibra de su cuerpo con alcohol, lo despellejaban sin quitarle la piel y le untaban no se que era si manteca o mantequilla, lo rellenaban con un picadillo horrendo que incluía almendras, pasitas, y no se que mas cosas, le ensartaban palillos con rodajas de naranja, cerezas, aceitunas...  y lo mantenían macerando durante un montón de horas al lado de sus congeneres, por que nunca se preparaba un pavo solamente. hasta que finalmente le tocaba entrar en el horno doble de la cocina de mi abue. que además ese horno tenía una graciosa histora del porqué las perillas no tenían numeritos. Y se las voy a contar nomás para no dejarlos con la curiosidad, y mi abuela nos la contaba cada vez que tenía que improvisar a que temperatura había que poner el horno.
Resulta que una de las "criadas" por allá por finales de los 60's no sabía leer, y cuando le tocó limpiar el horno, vio las rayitas y los numeritos y como no sabía que eran, pensaba que era mugre incrustada, así que se la pasó tallando y tallando hasta que todo quedó color acero inoxidable. Y por eso desde entonces hay que estarle adivinando al horno y sus temperaturas.

Mientras el pavo estaba tranquilamente descansando y hartándose de piensos compuestos para adquirir su buena presencia para que todos lo quisieran en su mesa en navidad, en alguna parte de los mares nórdicos se luchaba la batalla final para pescar el bacalao noruego que se servirá salado en las navidades. Y aunque todo el bacalao fuera del mismo proveedor, cada Seño tenía su preferido, por calidad y precio. El bueno es el del superama del centro. No, el bueno es el del pescadero que está por el sardinero...   bueno así mas o menos. El pescado salado que huele a pies de anciana se pasaba un par de días a remojo para rehidratarse. Luego a mano las señoras se ponían a la tarea de deshuesarlo, es decir, quitarle TODAS las espinas que tiene un pescado que básicamente podríamos considerar un alfiletero marino. además aprovechando que ya estamos en ello, tambien se desmenuza un poco. y se deja en remojo otro poquito más...   Eso le llevaba a mi abuela días enteros. Y es que no importa que haya 2 criadas y una cocinera ahi. "ellas ni saben, y yo pierdo más tiempo enseñándolas. Además si quieres que algo salga bien, lo tienes que hacer sola", y claro, cuando todos aplaudan la maravillosa comida, todo el mérito cae sobre la abuela. Y Zoila se llena de gloria.
El bacalao a mí nunca me gustó, será que siempre me supo a orines. Pero hace ya unos 3 o 4 años que me espero al 25 para hacerme una torta de bacalao recalentado, y esa si la disfruto como enano.

Por otro lado en alguna ocasión prepararon lechón, con su manzana en la boca y toda la cosa. Un platillo de cuento. Aunque a todos les produce el mismo nudo en las tripas ver al pobre animalito que es realmente un bebé ahi todo doradito y reluciente sobre la bandeja de plata. Ese si ni vi como lo preparaban, y tampoco lo quiero considerar como tradicion de la familia.

Además de los suculentos manjares para la cena, mi abuela preparaba postres varios. Los gusanitos que me parece eran de almendras y los polvorones. Y creanme que esos tenían su propia fecha para prepararlos, un día exclusivamente para los polvorones. que después de amasar, había que hacer las bolitas, ni muy pequeñas ni muy grandes, lo justo para que sean unos bocaditos a medida de la boca. se horneaban y quedaban una preciosas bolitas amarillentas, que luego una por una, mientras aun estaban calientes había que introducir en una mezcla de azucar y canela con "la espátula de los polvorones" e irlos acomodando en bandejas. Yo me llegué a convertir en el catador oficial de los polvorones y una bandejita se separaba del resto de la producción y la metía en mi cuarto para darme la sorpresa. en cada bandeja habían más de 300 polvorones. Y yo me pasaba hasta mediados de enero comiendolos, por que afortunadamente me dejaban salir con itacate de cada cena... Los gusanitos tenían un sabor especial, no eran ni la mitad de buenos que los polvorones, pero tambien muy sabrosos. eran mas parecidos a las galletas de mantequilla danesas. Y También eran cientos, que se hacían con la manga pastelera y se iban cortando en tramitos como de un pulgar de largo.

Mi tía Tere hacía su famosa rosca de naranja. que ahora que lo pienso aunque en mi lista era el peor postre, no era nada mala, sabía bastante bien. O será que se me hace agua la boca, pero bueno, también le llevaba un montón de tiempo, porke no era un pastel de esos de caja, en esa casa todo se hacía a la mala, sacando la harina del costal y agregando todos y cada uno de los ingredientes a mano, tamizando la harina, bueno, ya saben, una locura de aquellas.

Mi tía Manda, hacía unas bolitas de almendra buenísimas, que eran como los mazapanes españoles, nada que ver con el mazapan de cacahuate de la rosa, sino una cosa húmeda, dulce y deliciosa. Había en 2 colores, rosas y verdes, y a cada una se le hacía su decoración de una hojita encima como si fueran frutitas.

Lo malo de lo que no se hacía en casa de mi abuela es que lo hacían en paralelo y yo nunca podía verlo, ya que aun no he conseguido el don de la omnipresencia. Pero bueno, mi mamá tenía que preparar una ensaladilla rusa para todos los comensales, y no estamos hablando de la ensaladilla rusa que te dan en cualquier bar de tapas, no, ésta era una ensaladilla rusa, compleja, grosera, cargada de ingredientes que la convertían en la mejor de las ensaladillas rusas, merecedora de exhibirse en la plaza roja. Eran un par de ensaladeras de tamaño familiar, que integraban aceitunas, papas, zanahorias, huevo duro, camarones, atun, pimiento morron, y bueno no se que tanto más, pero les puedo decir que a mí nunca me ha quedado tan buena.

Ah, se me olvidaba mencionar el lomo que hacía mi tía Manda, Yo solo lo he visto en películas. Y Es que era un lomo relleno con ciruelas pasas y otras cositas que le daban un sabor inigualable. Y por alguna razón ese siempre se terminaba antes de la segunda tanda...   yo nunca he logrado repetirlo y mucho menos hacerme una torta de lomo el 25. Si a mí me preguntaran cual de todos los platos es el mejor, diría que ese. Pero no quiero herir susceptibilidades, así que no lo diré.

La cena siempre variaba de locacion, porke antes se hacía en casa de mi abuela, pero un día decidieron cambiarla a casa de mi tía y una vez la hicieron en mi casa, que no cabíamos todos ni de chiste, y otras veces en casas de otros primos, pero eso es malo, desvirtúa la tradición y no se siente como navidad cuando la cambian de casa. Me parece algo así como improvisado y poco ético andar rotando así las cenas navideñas.

Piensen que estas son las tradicionales cenas y que solo he mencionado algunos platos que se han consumido año tras año. También están las bebidas, cada uno tiene su licor preferido y a lo mejor va cambiando con el timepo para sentirse más acá. Yo era tequilero, pero siempre acababa arrastrandome. Aunque en navidad me mido mucho con la bebida porque usualmente suelo salir manejando y ya saben lo que se dice del volante y el chupe. Un año improvisé gracias a los consejos de mi primo, con Whisky con coca-cola...   muy rico, porke a mi el whisky me da asco, pero con coca-cola sabe muy bien. Luego ya pasé a la beida que siempre me ha sido noble y que no me deja para el arrastre y me dice cuando ya me estoy pasando. El ron. No importa el ron que sea, siempre y cuando empecemos como el mínimo aceptable = bacardí.

Champán, sidra, vino blaco, vino tinto, ETC...   todo eso te sirven durante la cena y yo soy de los que no rechaza nada que tenga más alcohol que el agua sola.

Al terminar de cenar siempre hay show de guitarra de Chucho, que bueno, tiene el don en los dedos y simplemente nos da un ratito de relax con su guitarra. A veces ponían a los niños en el piano para demostrar lo que habían aprendido en las clases o hacían que algun nieto recitara algun poema. Y finalmente empezaba el tradicional intercambio de regalos. Ese se hizo tradición allá por 1994 cuando no hubo tanta lana para darle regalos a todos. Antes de eso todos los niños recibíamos un regalo de cada tío y tía y a los que se les pasaba, les daba pena y te metían un billete en el bolsillo muy onda teibolera, pero la neta se salía muy bien  de esas cenas. En el intercambio hay subtradiciones, y es que a manera de broma hay un santacól de peluche que llevan ya una decena de años regalandose entre mis primos, y el año siguiente se lo tienen que envolver para otro primo y así. Y siempre es así como una desilusión abrir un regalo y encontrarse con el pinche santaclosito que ya esta viejo y percudido. A mí nunca me lo ha dado por suerte.

En algun año intentaron instaurar como tradición el intercambio de broma, para reírnos un rato, pero por suerte duró pocos años esa tradición. No puedes hacer el 25 de diciembre cuando están todos evidentemente susceptibles por la cruda, un intercambio de burlas por que directamente hieres los sentimientos del otro y se retiran el habla hasta por ahí del 10 de mayo, cuando ya se habían olvidado de todo, y es otra tradición familiar reunirse para festejar a su sacrosanta madrecita.

El año pasado fue mi primer año alejado de esa familia y cerca de mi familia materna en España. No puedo decirles como es aqui la tradición porke parece que tenía influenza y me la pasé en cama, con fiebre y casi comatoso...   Pero este año, a base de esfuerzo y dedicación estoy a punto de crear un nuevo hito en la tradición navideña, me toca hacer el filete wellington para toda la familia. Es una gran responsabilidad, pero a la vez se siente muy padre, no todos los días te invitan a ser parte del show en lugar de dejarte mirando, como al resto del público. A ver si se queda... no tiene que ser todos los años igual, sino simplemente que me toque cocinar para todos en la navidad. Eso estaría muy bien.

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